“Si nosotras no empecemos a hacer las cosas nadie las va a hacer por nosotras” Conversaciones con Claudia Salazar Jiménez
por Mariano Pacheco
Claudia Salazar Jiménez fue una de las invitadas
especiales del 4º Festival
Internacional de Literatura de Córdoba, que bajo el lema “1914–2014.
Palabras invitadas: Eros y Tánatos”, se desarrolló en la capital provincial
durante los días uno, dos y tres de agosto. Durante su estadía, la escritora
peruana, sin mate de por medio, conversó sobre su producción literaria, su
elección de Nueva York como ciudad para vivir, los escritores latinoamericanos
y las políticas de género, entre otros temas.
Claudia Salazar
Jiménez. Escritora, crítica literaria y gestora cultural, estudió Literatura
en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y obtuvo su
doctorado en Literatura Latinoamericana en la Universidad de Nueva York.
Actualmente vive en Estados Unidos. Desde 2010 dirige “Perufest”, el primer
festival dedicado al nuevo cine peruano en Nueva York. Ha editado las
antologías: Escribir en Nueva York
(Lima, 2014) y Voces para Lilith
(Lima, 2011). Sus relatos y crónicas han aparecido en revistas y antologías. El
año pasado Claudia Salazar Jiménez publicó
su primera novela, La sangre de la aurora,
seleccionada como una de las cuatro finalistas
al Premio Las Américas a la mejor novela escrita en español en 2013.
La sangre: política y escritura
La sangre de la aurora invita a pensar la historia social reciente del hermano país
latinoamericano desde una perspectiva novedosa. El cuerpo, el deseo, son
puestos a funcionar desde voces de mujeres, a través de las cuales podemos
acercarnos a la violencia política que atravesó el Perú durante la década del
80 del siglo pasado.
Tres historias, tres
mujeres en bandos distintos dentro del ámbito de la guerra interna del país. La
matanza generalizada de mujeres en los tiempos de guerra; el silencio en los
tiempos de paz. Marcela, la militante; Melanie, la fotoperiodista; Modesta, la
comunera. “Se
vuelve evidente el juego de nombres: M de Marcela, Melanie y Modesta, de mamacha, mamacita, mujeres
(que junto con los pueblos originarios son siempre los que pagan el precio de la historia), subraya la escritora Cecilia Palmeiro en una
reseña que hizo de la novela. El deseo en el centro de una
reflexión sobre la política que es, como alguna vez señalaron Gilles Deleuze y
Félix Guattari, siempre micropolítica y macropolítica.
– ¿Cómo surgió la
idea de trabajar esta temática?
– Quería hacer un
contrapunto entre el proceso del Terrorismo de Estado en Perú y lo que pasó en
Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001. Después finalmente, la aparte de
Nueva York se cayó y quedó sólo lo de Perú. Y ahí surgió la idea de que sea una
historia contada desde el punto de vista de distintas mujeres. Porque desde
hace por lo menos dos décadas se han publicado ya libros, novelas con esta
temática de la represión, pero sentía que –de lo que leí, que por supuesto no
es todo– los personajes eran más o menos los mismos: campesinos, militares,
senderistas [por sendero Luminoso, grupo guerrillero que actuó en el Perú
durante los años 1980 y 1992], pero no desde una perspectiva de género, que por
otra parte yo ya venía trabajando.
Lo femenino como voz marginal
Entre las escritoras
y escritores latinoamericanos que rescata Salazar Jiménez se destacan Patricia
de Sousa, una peruana que se fue a París, “y que de tanto en tanto tiene que
volver, porque si no es como que ya nadie se acuerda de ella”; el mexicano
Antonio Ortuño y de Argentina, el cordobés Federico Falco.
La escritora peruana destaca que, en
nuestro país, la temática de género se trabaja
mucho, pero insiste en que no es así en otros sitios de Latinoamérica. “Hace
falta pensar un poco más las problemáticas sociales desde el punto de vista de la mujer”, dice, y luego agrega: “Hay
una idea de que ya se conquistó la igualdad de género y que no hay más nada que
reclamar. Y eso es mentira”, remata. Para ella, eso que dice puede verse en
cosas concretas. “Hay muchas más escritoras escribiendo, publicando, pero a
veces a la hora de la crítica, de la difusión en la prensa, eso no se nota
tanto, y ese lugar lo terminan ocupando los hombres. No es que por ser mujer
hay que estar ahí, pero hay realmente muy buenas producciones. Y Perú, en eso,
es un país muy tradicional, muy machista”, advierte. Para hacer más concreto
aun su planteo, ejemplifica: “En la
Feria del libro de Bogotá pasó algo llamativo. Perú era el
país invitado de honor, y a pesar de que estábamos como diez escritoras
presentes, en los carteles aparecían escritores y la mesa que se hizo sobre escritores
peruanos contemporáneos, fue de cuatro escritoras… con un coordinador varón. ¡Como
si no nos pudiéramos moderarnos entre nosotras!”, resalta. Y vuelve a subrayar que, si bien es un
pequeño ejemplo, cree que esa situación comentada da cuenta de cómo el campo (literario)
se estructura.
Por último cuenta
una iniciativa que puede ser entendida como un contrapunto de lo anteriormente
narrado. En julio pasado, en el marco de la Feria Internacional
del Libro de Lima, impulsó el “Encuentro de Escritoras Peruanas”, donde alrededor
de 30 escritoras conversaron sobre la situación actual del campo literario
peruano. “Estuvieron siempre las salas llenas, con cada actividad”, dice. “Es
un poco eso, ¿no?: si nosotras no empecemos a hacer las cosas nadie las va a hacer
por nosotras”.
– ¿En tu literatura le
otorgás al cuerpo toda una importancia?
– Sí, y en ese –sentido
me gusta pensar al cuerpo no solo en términos biológicos, sino también
discursivos y a la novela misma como un cuerpo textual. Esto nos lleva a pesar
las relaciones entre poder y sexualidad, por ejemplo. Y ver cómo la violencia,
más a nivel macro, influye en aspectos más cotidianos. Por eso creo que el conflicto armado interno
del Perú es más el contexto que la temática de la novela, que pasa más por el
cuerpo, por cómo las estructuras de poder atraviesan, construyen, deconstruyen
y destruyen el cuerpo.
Lima-Nueva
York
Claudia Salazar Jiménez optó por
vivir en estados Unidos, y no tiene ni empacho ni culpas a la hora de dar
cuenta de esa elección y hablar del Perú actual. La escritora peruana cuenta
que, desde hace más o menos una década, ha habido en su país una suerte de
recuperación económica, y que –a diferencia de lo que pasaba hace unos quince
años atrás– ahora es “como que hay toda una retórica, un orgullo nacional que
está circulando”. Según entiende –“paradójicamente”– esa situación está
emparentada con un “boom gastronómico” que estalló en los últimos años. “Entonces
todos dicen: ´en Perú tenemos la mejor comida del mundo´. Que uno solo puede
creerlo si vive en el Perú. Porque está bien, es buena la comida, y hasta puede
ser de las mejores del mundo, pero de ahí a que el mundo está pensando en Perú
es un poco mucho”.
Para Claudia, esta situación
tiene que ver –de alguna manera– con las políticas implementadas durante la
década del 90 por el ex presidente Alberto Fujimori. “Hoy se nota que hay mucho
dinero circulando, hay un boom inmobiliario y es como que se viene haciendo una
gran burbuja especulativa, donde muchos sospechan que gran parte de ese dinero
circulante viene del narcotráfico”, explica. Y agrega: “También está todo el
tema de la expansión minera, en donde las empresas avanzan sobre territorios
que históricamente pertenecieron a los pueblos indígenas, y hoy el Estado no
está defendiendo esos derechos y cede en muchos casos a las presiones de
empresas extranjeras”. Hoy puede verse –el caso de Argentina con los fondos
buitres es emblemático– de cómo esos sectores presionan las economías de los
países.
En las entrañas del monstruo
Vivir y escribir en Nueva York siendo
Latinoamericano. ¿Cómo será ese tránsito? ¿Qué rumbos inesperados puede tomar
la vida de un sudaca en el primer mundo? Algo de eso intenta explicar la
escritora –puede sospecharse– cuando dice tener la necesidad de aclarar que un
poco la primera idea con la que los latinoamericanos podemos llegar allá, es esa
que sostiene que Estados Unidos es “el gran pulpo imperialista”. Y aclara
inmediatamente que no es que no lo sea, sino que –al menos en Nueva York– “uno lo
primero con lo que se encuentra es con una ciudad de migrantes”.
También en la Feria
Internacional del Libro
de Lima, en julio pasado, Salazar Jiménez
presentó un libro del que participó con un texto, además de compilarlo y prologarlo. “Escribir en Nueva York. Antología de narradores hispanoamericanos”, reúne textos de 28
escritores que viven o han vivido en la ciudad estadounidense y han preparado
relatos de ficción y no ficción especialmente para este libro, publicado recientemente por Caja negra. Entre
los escritores, figuran algunos argentinos, como Sylvia
Molloy, Sergio Chejfec y Federico Falco. Una Nueva York construida a
trazos literarios, para esbozar una “ciudad-deseo, ciudad-piel,
ciudad-orgánica, ciudad-mutante, ciudad-cuerpo, eje-puente-tejido que concentra
y abre nuevos caminos para la literatura hispanoamericana”, según puede leerse
en el sitio web de la editorial peruana.