Crisis del humanismo, crítica de la razón humanitaria Una conversación con Miguel Mellino
Clinâmen
Clinamen: Todos sabemos cuando en 2015 empezó a ocurrir una serie
de episodios que conmueven un poco la imagen convencional de Europa, desde el
atentado a la revista Charlie Hebdo a lo que fue después la situación griega,
después del referéndum todos esperábamos una movilización europea en su apoyo,
a lo que estamos viendo hoy, y las últimas noticias de movimientos en Austria y
Alemania recibiendo muchas veces a migrantes, muchas veces incluso, a pesar de
las políticas europeas de restricción. Cuando vemos todas estas cosas desde
Buenos Aires, uno de los interlocutores para nosotros siempre fue Miguel
Mellino, antropólogo, docente, ensayista, investigador y activista argentino
que vive hace años en Italia. Hoy le damos la bienvenida para hablar de ¿qué es
lo que ha movilizado, qué moviliza a Europa en lo que se denomina como crisis
migratoria?
Ya cuando fue en febrero lo de Charlie Hebdo, en una
entrevista que le publicaron a Miguel y que circuló mucho, Miguel hizo una
serie de consideraciones sobre la Europa que se movía y la Europa que no se
movía. Por ahí la primera pregunta sería Miguel ¿cómo entender este panorama de
crisis del humanismo europeo y esta fragmentación de las Europas, la Europa que
se mueve, la que no se mueve?
Miguel: Bueno, en esa entrevista de acquel entonces, cuando
hablaba de lo que se ha denominado crisis del humanismo europeo, lo que yo
proponía era pensar un poco desde un lugar que me parecía que no estaba muy
presente en lo que se decia en ese momento: Tomar como punto de partida los
hechos, y sobre todo pensar que los protagonistas del ataque a Charlie Hebdo
eran sobre todo jóvenes franceses nacidos en Francia, pero que son franceses,
digamos, “diferentes”, porque son las segundas o terceras generaciones de
inmigrantes. A mí me parecía que la pregunta fundamental para hacerse era esa.
¿Qué es lo que está pasando en Europa con una parte de la población europea? Es
decir una parte de la población que podemos llamar por comodidad “poscolonial”,
en el sentido que es el producto de las inmigraciones de masa hacia Europa
desde sus colonias a partir del final de la segunda guerra mundial. ¿Qué nos
dice esta población, sus estructuras de sentimiento, sobre como está Europa hoy?
Sobre todo es importante porque lo que produjo Charlie Hebdo era
una situación que se había ya repetido. Había pasado durante el ataque a las
Torres gemelas, durante las guerras en Irak o en el Afganistán de los
talibanes, donde jóvenes europeos, pero que son de piel oscura o de religión
islámica, o simplemente que vienen o tienen que ver, por herencia familiar, con
las ex-colonias, terminan enrolándose en una organización islámica, combatiendo
contra los países europeos que en ese momento en los que nacieron y vivieron.
Sabemos que organizaciones como el ISIS o Al Qaeda cuentan con el apoyo de
muchos jóvenes “europeos”, no es una novedad. Lo podemos definir de este modo:
en algunas partes de la población europea el fundamentalismo religioso está
ofreciendo una forma de subjetivación, de identificacion subjetiva al efecto
aniquilador del racismo, sirve como “sutura” a las heridas abiertas por una exclusión
y marginación generada por el racismo.
Fanon describió muy bien el efecto cosificador o desubjetivador
que tiene la mirada racista sobre el sujeto racializado. Es un buen punto de
partida para entender lo que está pasando hoy. El fundamentalismo está
canalizando el odio por lo que se ve y se siente, en Francia como en Inglaterra
o en otros paises europeos, como una persistencia de la supremacía blanca. Se
trata de algo que no es nuevo, estaba ya por ejemplo, en la famosa
autobiografía de Malcom X. Ahí en su autobiografía cuenta un poco de qué modo
el racismo que él vivía cotidianamente y materialmente como negro en Estados
Unidos, lo lleva al Islam, alimenta su rabia y su rechazo de la sociedad en la
que vivía. A mí me parece que esta experiencia de Malcolm X puede decir mucho
sobre lo que pasa hoy en Europa, sobre algo de lo que se mueve hoy en Europa,
donde hay una buena parte de la población de origen colonial que sufre un
racismo cotidiano.
Este racismo es integral a la propia condición y no un simple
elemento secundario o residual, como le gusta creer a la mayoria del mundo
político-intelectual de la izquierda europea. Esta parte de la sociedad europea
se está moviendo, así como se mueven los inmigrantes con sus luchas
antiracistas y los refugiados hoy con su deseo de libertad, pero ese movimiento
no logra entrar en la interpelacion politica tipica de la izquierda europea, en
ninguna de sus versiones. No tengo la solucion, pero digo que aquí hay un
problema, y que seria importante reconocerlo. Lo que no siempre ocurre. Para
tomar otra famosa definición de Fanon, este racismo es constitutivo e integral
a las propias condiciones de explotación y de marginación que sufren estos
jóvenes y no solo jóvenes.
Me parece que uno de los modos de comprender el problema del que
estamos hablando, es constatar que hay un cortocircuito entre el modo en el
cual buena parte de la izquierda y de los movimientos sociales europeos hablan
del racismo y el modo en el cual estos grupos y sujetos poscoloniales europeos lo
viven cotidianamente. Está claro que este cortocircuito alejó a estas franjas
de la sociedad europea de las distintas interpelaciones de lo que se puede
denominar como izquierda europea, pero tambien se podria decir al revés, es
decir que las izquierdas se fueron alejando de estos sectores sociales que son
parte, en su gran mayoría, de lo que puede ser pensado hoy como proletariado
europeo. No echo la culpa a nadie, digo que el problema existe.
A mí me parecía que era éste uno de los caminos para entrar, para
tratar de reflexionar sobre qué fue, lo que movió, una cosa como Charlie Hebdo.
Pero podemos empezar por otro lado, también. Todos sabemos que, por ejemplo,
topográficamente las reacciones a la tragedia de Charlie Hebdo se concentraron
en la celebración del monumento de la república en Francia, “Place de la
République”. Todavía se siguen encendiendo las velas a la “República”, para no
olvidar, se mantiene la memoria como una especie de culto a la república;
porque Charlie Hebdo fue interpretado como un ataque a la república y sus
valores, que son los valores que el Occidente (liberal, colonial, capitalista y
burgués) puso como propios y universales. A mí me parece que habría que verlo
como un efecto de la república, de la ideología del republicanismo francés, de
una ideología que va desde la derecha conservadora y reaccionaria de Marine Le
Pen, hasta la izquierda no solo institucional sino también aquella más radical
que expresan también algunos intelectuales muy cercanos a los movimientos
sociales más radicales europeos. A mí me parece que habría que empezar por
ahí... Irónicamente, se podría decir que el ataque a Charlie Hebdo fue llevado
a cabo por hijos, los bastardos de la Republica….
C: Miguel, recién se hablaba de una crisis del humanismo europeo,
y vos hacías referencia a este carácter estructural del racismo respecto de la
constitución de Europa.¿Te parece que en el humanismo europeo hay un fondo
racista siempre presente?
M: Sí, hay un fondo racista desde siempre. Es algo sobre lo que
han echado luz no solo las críticas clásicas de Fanon y Sartre, sino también
buena parte del pensamiento negro radical norteamericano y caribeño, así como
también los estudios poscoloniales, aunque a veces de modo más barroco y menos
radical. Pero lo importante sobre el humanismo es otra cosa: ¿podemos concebir
alguna idea universal de hombre, o los así llamados derechos del hombre, sin
las luchas anticoloniales, sin las luchas y las resistencias de los esclavos,
sin los movimientos de descolonización o de liberación nacional en todo el
mundo, sin las luchas de las mujeres, sin el antirracismo de las mujeres negras
o no occidentales? Es algo que generalmente queda en segundo plano cuando se
habla de “derechos humanos” en los debates políticos o televisivos masivos. Y
sin embargo es algo que ayudaría a revisar los límites materiales y discursivos
del humanismo europeo. En Europa, esta ausencia es muy marcada. El hilo que une
humanismo, racismo y colonialismo no está del todo claro en el debate público.
El rol de la cuestión colonial en la historia europea, en sus saberes, culturas
y políticas sigue siendo tema solo de nichos académicos, o de todas maneras,
con la excepción por ahí de Gran Bretaña, de esferas aisladas del debate
público real. En este sentido, el tema no es hacer un mea culpa sobre el pasado
colonial de Europa, sino ver cuál es el legado material del colonialismo, en la
constitución material misma del espacio social y político europeo post-colonial.
Es algo que puede ayudar también hoy para entender lo que está
pasando con los refugiados, para comprender mejor cómo la Unión Europea está
administrando lo que se ha llamado “crisis humanitaria”. A mí me parece que la
apertura parcial de puertas hacia los refugiados decidida por Merkel y Hollande
(entre otros) en estas horas no representa ningún tipo de ruptura respecto a lo
que es la lógica constitutiva de las políticas de inmigración de la UE. No creo
- como se dijo hoy en algunos diarios europeos - que finalmente la UE esté
reconociendo que la presión inmigratoria es algo no se puede detener. Me parece
que lo de la inevitabilidad de la presión migratoria lo han sabido desde
siempre, y por eso tratan de gobernar las migraciones en un cierto modo,
funcional a la valorización capitalista y al control represivo y securitario de
las poblaciones y los diversos territorios, es decir a un control represivo que
es constitutivo de la tecnologia neoliberal de gobierno. Es realmente difícil
creer - como se está afirmando en los medios de modo casi infantil - que
la foto del chico sirio muerto en la playa haya podido sensibilizar mínimamente
a gente como Merkel o Hollande, o a los “buitres” de la BCE o de la Comisión
Europea, que no tuvieron ningún escrúpulo para oponer una fuerza militar aérea,
naval y terrestre a los últimos movimientos migratorios, declarandoles guerra,
o para imponer al pueblo griego condiciones de vida socialmente violentas
durante las últimas negociaciones con Syriza.
No veo aquí ninguna ruptura con el sistema de gobierno europeo de
las migraciones ni con el modo en el que el corazón de la unión europea
administró la crisis griega. Y no veo tampoco ninguna ruptura con las
movilizaciones “republicanas” que informaron la reacción a Charlie Hebdo. En
primer lugar, creo que esta apertura parcial de confines no va a durar mucho, y
no va a crear ningún cambio en las políticas migratorias europeas. De esta
Union Europea no puede venir nada bueno, es irreformable. El modo en que se
está administrando la crisis está perfectamente en línea con uno de los
supuestos que están en la base del régimen europeo de control de las
migraciones: aumentar la discrecionalidad o arbitrariedad institucional en el
otorgamiento de derechos de asilo y favorecer la proliferación incesante de
diversos estatus de migrantes, una estrategia que conlleva necesariamente la
estigmatización de una categoría en particular, el ‘migrante económico’. Todo
esto no hará sino reforzar el régimen de inclusión diferencial de los migrantes
que es el verdadero objetivo de las políticas de la UE.
No olvidemos también que en Europa - sobre todo en los países del
Norte - el mundo de las ONG es un lobby más o menos importante. Y este mundo
está enraizado en una ideología que podemos llamar humanitaria más que
humanista y que no está tan lejos del “humanitarismo” con el cual la UE está
administrando esta crisis. Digamos que humanitarismo desde arriba y
humanitarismo desde abajo comparten una política desmovilizadora no solo con
respecto a los conflictos sociales sino tambien de la misma vida de estas
poblaciones: producen al “refugiado” como un no-sujeto, que espera la cura o
tutela de alguien para poder pasar al estatus de sujeto. Se trata de un
dispositivo de-subjetivador del otro, cuyo estatus de sujeto depende siempre
del reconocimento del amo. En este discurso humanitario el refugiado aparece
como el efecto de una catástrofe natural, como el producto de un proceso
externo al sujeto de ese mismo discurso, y que en este caso no hace sino
silenciar las responsabilidades de los países europeos, con sus intervenciones
militares, politicas y economicas, en la generación de desplazamientos o
migraciones de masa. En síntesis, esta “razón humanitaria”, a través de su
lógica victimizadora, no hace sino confirmar al europeo como sujeto y
conciencia moral, dado que es el único capaz de otorgar o legitimar derechos, y
al otro en la posición de objeto y de víctima. Es como si la vieja relación
colonial volviera, aquí en la forma de lo que podemos llamar el “imperialismo
ético” del “yo te salvaré”.
C: No termino de ver el punto en común entre la administración de
la crisis humanitaria de estilo “onegeísta” y el racismo, ¿dónde ves el punto
de contacto?
M: Hay distintos puntos de contacto. En primer lugar, en muchas
partes del mundo las ONG, obviamente no todas, se comportan como un complemento
del orden internacional que tiene a Estados Unidos y a Europa en su centro, es
decir como uno de los instrumentos hegemónicos del dominio occidental. En
muchos casos, esta complementariedad ha tenido de por medio guerras o ataques
militares, es decir ha sido bastante explícita: primero la “comunidad
internacional” ataca, interviene militarmente, destruye, genera catástrofes,
después llegan las ONG a resolver las llamadas “crisis humanitarias”. Es como
si las ONG terminaran o gestionaran lo que empiezan o dejan las armas. Y el
efecto es siempre el de contribuir a una desmovilización política de la
población. Extremizando un poco, se podria decir que alli donde llegan las ONG
occidentales se termina el antagonismo politico de esas poblaciones. El sistema
humanitario funciona aquí como un aparato de control de estas poblaciones.
Otras veces, la complementariedad asume otra dinámica, como en esta “crisis
humanitaria” europea, aunque sería más justo hablar aquí de una crisis a la que
se da una respuesta humanitaria, o gobernada por lo que llamamos la razón
humanitaria.
La razón humanitaria sustituye la política de derechos y justicia
con una ética de la compasión y del sufrimiento. Se trata de una ética
perversa, ya que es totalmente discrecional y porque no hace sino introducir
mayor desigualdad y vulnerabilidad entre los mismos migrantes, es decir es otra
forma de jerarquizar el derecho a la ciudadanía. ¿Sobre qué bases se concederá
el derecho de asilo a estos refugiados? Sobre bases naturalmente
discrecionales: por ejemplo, a partir de una distinción muy superficial
entre “zonas seguras” y “zonas no seguras”. ¿Y como se decide que zona es
segura y que zona no? En casos como el de la crisis actual, la razón o gestión
humanitaria, contribuye de modo activo al mantenimiento del instituto de la
ciudadanía como dispositivo de control y jerarquización de poblaciones y
territorios. Por eso, creo que se puede hablar aquí de racismo humanitario y
que es totalmente complementario con el racismo institucional, o con el racismo
que emana del actual dispositivo neoliberal de la ciudadanía en Europa.
C: ¿Y esta crisis de humanismo europeo que no hace referencia al
humanitarismo, sino al humanismo que se dio entre Sartre y Fanon, que es un
tipo de humanismo en lucha, antirracista, que quiere destruir la figura
racializante del humanismo europeo? Me parece que lo que está faltando ahora en
el escenario, son experiencias de lucha que permitan revertir esta ecuación, o
esta perspectiva. Y en ese sentido me llama mucho la atención que por ejemplo
el llamado griego, el llamado de los movimientos, de syntagma, siguiendo lo que
fueron las plazas de primavera árabe, de Tahrir, toda esta imagen de las
primaveras árabes que habría influenciado sobre los movimientos llamados de
indignados en Europa, no haya dado lugar a un otro punto de vista. Entonces
¿cómo ves esta comunicación posible?
M: Bueno, a mí me parece que, el gobierno de Syriza nació mal ya
desde el principio, porque creer como creía Tsipras y como en parte creía
Varoufakis, que la unión europea es algo reformable desde el interior es casi
una locura. Tsipras quiso negociar frente a la UE un cambio de política, pero
sin nada que pudiera invertir las relaciones de fuerzas... sin un conflicto
social, digamos... por ahí en Grecia sí, pero no en Europa, y fue muy
sintomático el hecho que durante la crisis griega, se movió muy poco en el
resto Europa. Muy poco en Italia. Muy poco en Alemania, y los alemanes tenían
una oportunidad histórica para desidentificarse de un cierto tipo de poder. Muy
poco en España, que es el próximo observatorio. A mí me parece que el problema
de Tsipras y de buena parte de la izquierda europea, es que no logra
desidentificarse del mito civilizador de la Unión Europea, de Europa. Es como
que hay una asociación un poco inconsciente e implícita, que, de todas maneras
Europa es un lugar de derechos, es un lugar de integración, es un lugar de
comunidad, de cosmopolitismo, y en realidad no es así.
Es este el problema. No hay una capacidad de ponerse frontalmente
en sentido antagónico contra la misma unión europea y con sus instituciones,
que emanan racismo y violencia economica de todos sus poros. En buena parte,
está como tomada por un virus liberal y occidentale. Lamentablemente, Europa y
la UE funcionan siempre como un dispositivo de identificación también en los
sectores más radicales de la política europea. Y lamentablemente comportándose
de este modo, dejan todo el espacio de la ruptura radical, a la derecha
soberanista, a la derecha racista, a la derecha xenófoba, que no tiene
problemas en decir que Europa “es lo que es”.
C:- Esto me acuerda de las ultimas noticias de Brasil y la
situación del PT (Partido dos Trabalhadores). Para nosotros el PT se ha convertido
en los años ochenta. Mientras se caía la Unión Soviética, era un partido de
Nueva Izquierda ligado a los Movimientos Sociales, que venía a eludir la crisis
de los partidos comunistas y de izquierdas que habían quedado comprometidos con
esas formas estatales y venía a renovar una radicalidad de la izquierda. Y
cuando uno mira lo que es la actual crisis de Brasil, cuando uno mira lo que es
la actual crisis de Brasil, vemos que el PT sigue sosteniendo a el ministro de
economía que hizo declaraciones ayer, diciendo que el modelo de ajuste en
España, era un modelo para Brasil. Si terminamos de este mapa que se fue
armando, donde Miguel decía “el próximo laboratorio es España” y vemos al PT en
esa posición, ¿cuáles son los puntos de relanzamiento de figuras de antagonismo
con esta imagen de Europa, con esta imagen de ajuste universal? Lo que me
parece que nos está faltando hoy, son una identificación más clara a estos
puntos de lucha, que Miguel llamaba como “desidentificación de Europa”. En
algún sentido esta imagen es más amplia, aunque en América Latina no es igual,
porque en el origen de los gobiernos progresistas sí que hay una agenda de
lucha racialmente mixta, políticamente radical y con contenido social. Seguimos
siempre el mismo problema ¿Qué pasa con esas imágenes? Miguel, con respecto a
esto ¿algún punto que te guste comentar con respecto a este puente Europa-
América Latina?
M:- Bueno, digamos que los puentes son muchos, porque por ejemplo
el tipo de exclusión que vive una parte de la población que yo llamo
postcolonial europea, es el mismo que viven muchos jóvenes acá en los barrios
populares, y que tiene que ver con la doble política o el doble sistema del
neoliberalismo: un sistema para “incluidos” y un sistema para “excluidos”,
donde la parte excluida en los últimos treinta años estuvo cada vez más
sometida por un aparato cada vez más punitivo, más policial y más
criminalizador, y me parece que este es un punto en común. Este cruce entre la
realidad de amplios sectores de la poblacion en America Latina y en Europa nos
habla paradojicamente de otro punto comun: que la construcción de la línea
divisoria entre inclusion y exclusion pasa por el racismo y por los efectos de
la herencia del discurso colonial de la raza. La doble cara que muestra el
neoliberalismo en su gubernabilidad territorial está profundamente mixturada
con el racismo.
***
La conversación se realizó en el programa radial “Clinamen” en
Buenos Aires el 8 de septiembre 2015-
Editada por Kelly Mulvaney y Niki
Kubaczek