Me despidieron // Daniel Zárate
- Me despidieron.
Pero terminé de ver Homeland.
- ¿En serio? Viste lo
que es final. Es increíble.
- Es increíble.
- Amo a Carrie.
- Yo también. Es
todo.
- Es todo.
Cerré la puerta de mi
casa, después de trabajar durante 5 años en Quilmes. En la Municipalidad. En
Desarrollo Social. Mi segunda casa.
Entré sin saber una
mierda, sólo cosas de la Facultad. Pero ahí aprendí. Me juntaba con organizaciones sociales, armábamos proyectos para los pibes. Ponele que yo
ayudaba con las formalidades, con los procesos, con lo que sabía. Ellos ponían
el cuerpo, sus ganas de cambiar la realidad. Personas que caminan los barrios,
los conoce. Los habita.
Diversidad.
Amor.Violencia. Derechos. Política.
Mis compañeros.
Durante 5 años estuve rodeado de gente que quería cambiar las cosas. Todo el
día pensando nuevos proyectos, nuevas alternativas, querían acercarle derechos
a la gente. No era ayudar. Era acompañar. Había límites, claro. Una
Municipalidad es un monstruo, hay que saber manejarlo, sino se te vuelve en
contra. Tiramos para adelante.
Villa Itatí. Solano.
Ezpeleta. La ribera de Bernal. Km 13
Se acompañaba a la
gente en los barrios, a que se organicen, a que ellos mismos construyan sus
destinos. Una parte del Estado nos acompañaba a nosotros, para que pensemos,
desde nuestro lugar tan chiquito, como hacer ese aporte.
- Hola, Dani. Cómo te
fue el Finde?
- Ay, Ana. Bien, re
bien. ¡Te extrañé!
- ¡Yo también! Un
montón.
- Dani, querido.
- ¡Bella! ¿Cómo estás?
- Bien, ¿fumamos un
puchito y charlamos?
- No puedo ahora,
tengo que terminar cosas sí o sí para hoy, después, obvio.
- Hoy vienen de una
organización a presentar el proyecto, pero se olvidaron de firmarlo.
- Bueno, quedémonos
con lo que trajeron, así vamos avanzando y después podemos ir a buscarlo
nosotros. Que no vuelvan - solamente por eso, que no pierdan tiempo, deben
estar con otros cosas.
Todo cambió.
- Hola, Dani. ¿Cómo
estás? ¿Fumamos un puchito?
- No, boluda. ¿Mirá si
viene el pibe nuevo y nos ve? Se va a agarrar de eso para decir que no hacemos
nada, que nos la pasamos fumando. No estuve contestando mails a las diez de la
noche para que este pibe diga esas cosas.
- Tenés razón, pero
pasa que a mí no me dan tareas, estoy cansada de no hacer nada. No puedo estar
sentada en el escritorio todo el día, prefiero fumar.
- Es lo que hay.
- No entiendo. ¿Uds le
daban plata a la gente para que vayan a la universidad?
- No. Son educadores
populares y son 15 personas. Dan talleres en los barrios, se formaron en algo y
lo quieren transmitir. Lo hacen gratis. Les dan talleres a un montón de pibes,
de diversidad sexual, género o clases de circo, no sé, hay varios. Se les
reconoció el laburo, no se les dio plata. Además, es para fomentar que sigan estudiando.
- Me dijeron que se
la gastan en zapatillas.
- No sé. ¿Quién te
dijo eso?
- Podríamos hablar
con alguna empresa que nos done zapatillas, se las damos y listo, no hay porque
hacer tanta beca.
- Es que no es una
beca.
- Jefe nuevo: Daniel,
podés venir un momento.
- Sí. voy.
- Jefa nueva: Daniel.
Nos comentaste que querías armar un nuevo esquema de trabajo, sumar gente y
organizar más el área.
- Así es. Me parece
que organizarlo de acá a dos meses es un tiempo prudente y responsable, les
ofrezco reforzar mi presencia incluso. Está todo un poco atrasado por el tema
del cambio de gestión y me parece importante agilizar los procesos.
- Jefe nuevo: Sí. El
tema es que tu baja es a partir de hoy. No es -nada personal, nos excede.
- Jefa nueva: Sí,
Daniel. Valoramos mucho tu desempeño y tu actitud, pero es una decisión tomada.
- Está todo a medio
armar, las organizaciones van a recibir los fondos mucho más tarde. ¿Por qué me
avisan hoy? No me digan que no es personal.
- Jefa nueva: Bueno,
agarrá tus cosas y cerrá lo que tengas que cerrar.
Cerré la puerta de mi
casa, después de trabajar durante 5 años en Quilmes. Mi segunda casa, que se
había transformado en un infierno. Los verdaderos responsables de mi despido,
ni siquiera estuvieron presentes en esa reunión. Nunca me dijeron porqué me
despedían.
Con 25 años, sentí
que aportaba algo, en algún sentido, conceptualmente quizás, a otras personas.
Hombres y mujeres que necesitaban la presencia del Estado, que no es más que
otros hombres y mujeres laburando todos los días para mejorar, un poquito, las
cosas. Hay quienes dicen que no hacíamos nada. Yo creo que algo hicimos, lo vi en mis compañeros, lo vi en los pibes que aprendían a tocar instrumentos, que
entendían que jugar era un derecho, que se ponían a laburar para otros pibes,
que sentían que ahora ellos también podían elegir.
Me rompieron todo el
laburo de años en la cara. Les pregunté si lo hacían a propósito.
Esto excede lo
partidario, pensé.
Tengo que negar esta
realidad por un rato. No quiero llorar. No quiero pensar.
Creo que voy a
terminar de ver Homeland.